El Fruto del Amor
fruto del Amor
Por David Cox © 2016 edj v2n14
Escuela Dominical Volumen 2, Número 14
http://www.maestro-de-escuela-dominical.com
Gál. 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Amor – el sacrificio de uno para el beneficio de otro.
no de las carácteristicas de una persona en que Dios mora. Cuando la persona deja su vida a Dios, Dios entra a esta persona y empieza a transformarle a la imagén de Jesucristo. Una de las marcas entonces es que ama. El amar es una actividad espiritual que está envuelto con las emociones, pero no es limitado a ellos. Actualmente uno puede amar a quien que quiera. Dios nos manda a amar en casos especifícos. Por ejemplo, debemos amar a nuestros enemigos Mat. 5:44. Debemos amar a nuestros hermanos en la fe 1Ped. 2:17. Entonces el amor es algo que haces en respuesta a mandamientos de Dios. Amas a quien quieres amar porque quieres hacerlo. El amar es una actividad espiritual del alma. Debemos desmentir algo aquí. Amor no es sexo. Amor puro es de querer el mejor bien que puedes para la otra persona. Dios manda a los hombres maridos que deben amar a sus esposas Efe. 5:25; Col 3:19, y igualmente las mujeres tienen el deber de amar a sus esposos Tito 2:4. Dios hizo el ser humano una criatura social.
Gén. 2:20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Dios creó la mujer para ser un complemento para Adán, alguien con que se puede vivir socialmente como pareja. Gén 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Lo importante aquí es de ver que solamente en la pareja, casada como marido y esposa, es el sexo el cumplimiento perfecto de esta relación. O sea, hay una necesidad social del ser humano, y esto es parte de una persona balanceada y que anda correctamente delante de Dios. Lo social se base en una buena fe hacia a otros, que realmente es solamente el amor. Amamos a nuestra pareja mucho dedicando nuestras vidas a hacer bien sus vidas, y amamos a otros en una forma menos, pero es el mismo amor. Entonces el amor es muy esencial en nuestras vidas como Dios lo ve.
1Jn 4:7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
Juan nos explica que el amor es parte de la esencia de Dios. Además el amor demostrado en relación con tus hermanos en Cristo es una evidencia de haber sido nacido de nuevo espiritualmente. Dios quiere a otros, y en esto, Dios quiere a nosotros. De un lado Dios nos quiere, pero de otro lado, Dios es santo, y no puede tolerar rebelión (pecado) en su presencia. Este es la dinámica de la salvación, querernos pero hacernos quitar el pecado de nuestras vidas. Si le amamos, debemos querer obedecerle y amarle a Dios. Si una persona entiende que es un pecador, y necesita la salvación que Dios ha hecho por nosotros, y si no, va a ir al infierno después de que muera. La salvación empieza con apresiar el amor de Dios para nosotros. Esto es sumamente importante, porque el plan de Satanás es de convencer a cada uno de nosotros que Dios nos odia, él va a ciudarnos en este sentir hasta la muerte. Cuando problemas pasan en nuestras vidas, sentimos que Dios no nos quiere. Satanás gana. Entra depresión y hasta pensamientos de suicidio porque “nadie me quiere”. Satanás gana.
El amor que recibimos es la promesa de Dios que Él nos quiere. Pero este amor tiene que ser replicado de nuestro lado. Tenemos que hacer su voluntad si Dios va a ser una bendición en nuestra vida. Como un padre con un niño chicito que quiere comer pura dulce, el buen padre tiene que ver del bien de su hijo, y no lo da lo que quiere, sino lo que le ayuda mejor. Así es Dios con nosotros. Hay principios y reglas, normas en esta relación.
Además la expresión de la salvación es el amar a nuestro prójimo como está explicado por Jesus.
Mr 12:32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; 33 y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Lo que muchos no entienden es que no hay salvación sin que el amor toma control de tu vida y dirija tus acciones y pensamientos. Si esto es la verdad adentro de uno, debe ser visto en su vida para con otros.
Entonces el amor es un desear el bien para otra persona, y esto viene por medio de que uno expresa este amor por sacrificar lo suyo para el bien de otro. Amor no es centrado en qué recibo yo del otro, sino en qué doy o hago para el bien del otro. Amor por sí es una actividad de quitarte del centro de tu mundo, y poner otros en este centro (Dios encima de todo) y vivir para Dios y otros, especialmente a tus hermanos en Cristo.
El amor es una muestra de la salvación en uno. Según 1Jn 4:7, uno no es salvo si no entiende esto, y no tiene amor para otros. El verbo, la acción, “Todo aquel que AMA…” es lo importante, que haces la acción a alguien que no es a ti mismo y haces bien a esta otra persona. Cuando uno es pegado con hacer todo para el benificio de uno mismo, es el mero pecado esto. Dios obra y manda que no vivimos así, que no seamos así. Lo que es Dios es de salirse de uno mismo, y de servir a otros. Por esto servicio satura el ambiente cristiano.
Aclaramos que no somos salvos porque hacemos buenas obras, ni tampoco porque amamos. Cuando una persona es salvo, es porque ve la obra de Jesucristo entregando su propia vida en la cruz por uno. La persona pregunta, “¿Por qué hizo esto por mi?” La respuesta es porque te ama. Pero de nuevo, “¿Por qué me ama tanto? ¿Soy algo muy bueno, o de mucho valor para que Él me rescate así?” La respuesta de nuevo es, “No”, no porque somos tanto, pero por su carácter, Dios ama a nosotros. No somos de gran valor realmente, somos pecadores bajo el juicio de Dios. Pero Dios, por cómo es Él en su carácter, nos quiere tanto. Entonces Dios nos hizo un plan de salvación y nada más tenemos que creerla y aceptarla para ser salvo.
Pero si toda la razón porque Dios nos salva es porque Dios es amor, esto es la única forma de agradarle, recibir el amor de Dios. Si recibes el amor de Dios, crees en Jesucristo como tu Salvador, y le pides en fe de salvarte. Pero debemos recibir este amor más que nada más la consecuencia de ir a cielo, debemos hacerlo parte de nuestro carácter. Debemos amar.
En una comunidad, si cada uno está buscando lo suyo, que uno sale encima y adelante de los demás, hay caos, competición, y daño hecho a otros para que uno salga adelante. Pero si todos aman a los demás antes de uno mismo entonces todos son bendecidos. Esto es el secreto del cristianismo, el bien de uno traspasando al benificio de otros. Cuando las personas agarra este secreto, entonces entienden la salvación de Dios, y son salvos. Además el cielo es un lugar donde todos aman a todos. Dios nos ama encima de esto. Estos, el cielo llega a ser “un paraíso” para la eternidad.
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