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Hablando Sanas Palabras
Por David Cox © 2010
Escuela Dominical de Jóvenes Volumen 1, Número 9
Hablando Sanas Palabras
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Efesios 4:29-30
Como hijos amados de Dios, nos manda no dejar ninguna “palabra corrompida” salir de nuestras bocas. Nuestro hablar debe ser para la edificación de otros, y no para la corrupción de otros. “Corrompida” aquí significa algo podrido, vano, malo, o sin valor.
Stgo 3:8-10 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Dios ve como una hipocresía cuando un supuesto cristiano usa palabras groseras. La contradicción será que tú te engañas pensando que vas a ir al cielo teniendo una vocabulario vil.
1Cor 6:9, 11 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis… ni los maldicientes… heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
La práctica de decir groserías, palabras viles, asquerosas, palabras que ofenden, e invocan maldición o maldad sobre otros es muy común en nuestro día. Pablo dijo que los maldicientes no heredarán el reino de Dios. Pero muchos jóvenes usan estas palabras para que “se vean bien”, o “para que se vean machos o fuertes”, o para que los amigos les acepten. A la verdad nuestras palabras revelan lo que somos (Mat 12:37). ¿De quién eres tú? ¿Un hijo de Dios? ¿O un joven moderno y popular?
Stgo 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Debes entender y decidir si quieres ser parte del cielo, entonces busca y desea las cosas de Dios, y si escoges ser popular con el mundo y sus modas, entiende que no vas a ser “popular con Dios”, sino vas a hacerte un enemigo de Dios.
Sal. 10:1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación? 2 Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que ha ideado. 3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová. 4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos. 5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia. 6 Dice en su corazón: No seré movido jamás; Nunca me alcanzará el infortunio. 7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
Dios te dejará en tus aflicciones y tribulaciones si no le buscas a Él en toda tu vida. El cuadro de alguien malo que Dios no ayuda en sus problemas es alguien que desprecia a Jehová (toma su nombre en vano Éxo 20:7), que no permite que Dios mida sus pensamientos siempre, y que sale de su boca todo tipo de maldición, mentiras, y maldad.
Prov 10:31 La boca del justo producirá sabiduría; Mas la lengua perversa será cortada. 32 Los labios del justo saben hablar lo que agrada; Mas la boca de los impíos habla perversidades.
Dios identifica a un impío que no va al cielo con una boca llena de perversidades.
Colosenses 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
El hijo de Dios debe distinguirse por su forma de hablar. La blasfemia es de hablar mal de otra persona. “Palabras deshonestas” son cualquier tipo de comunicación vil o asquerosa. El hijo de Dios rehúsa de usar este tipo de lenguaje, “vanas palabras” (Ef. 5:6), el hablar falsamente (Jer. 29:23), o palabras “perversas” o “mentirosas” (Dan. 2:9). La Biblia indica que el cristiano debe usar “sanas palabras” (2Tim 1:13; 1Tim 6:3), y palabras que nos alientan los unos a los otros (1Tes. 4:18).
Ef. 5:4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. 5 Porque sabéis esto, que ningún… inmundo… tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
“Palabra deshonesta” significa una palabra obscena, algo malo que uno dice y que es vergonzoso. “Necedades” significa el hablar con burla, broma, o simplemente de hablar de cosas sin valor espiritual. “Truhanerías” son palabras con agudeza, de relatar una ocurrencia chistosa como una gracia, gracejo, chulada, y frecuentemente se toma por chocarrería, bufonada o agudezas fuera de tiempo o poco delicada.
Sal. 141:3 Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios. 4 No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, A hacer obras impías Con los que hacen iniquidad; Y no coma yo de sus deleites.
Dios nos manda de poner una guarda sobre nuestras bocas para guardarnos de pecar con la boca.
Gál. 6:7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
No podemos burlarnos de Dios. Si echamos maldiciones y groserías de nuestra boca, Dios verá para que la maldad se nos regrese.
Mateo 12:36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Dios va a asegurarse que lo que sale de nuestro corazón, especialmente por la boca, entrará en juicio con nosotros. Dios juzgará cada cosa que decimos, aun si decimos cosas “ligeramente”.
Tito 2:7 presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, 8 palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.
No debemos buscar ser populares con los demás sino de presentarnos como un buen ejemplo de un hijo de Dios, íntegro, serio, y solamente con palabras sanas e irreprochables.
Col. 4:6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
De ser “con gracia” es de comunicar por tus palabras la presencia y temor de Dios a otros. Demuestra que estás bajo los principios de la religión, y que eres piadoso.
Santiago 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
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