Introducción

Probablemente lo más problemático elemento en la enseñanza de la iglesia general es simplemente personas en posición de autoridad, poder, liderazgo, o enseñanza (y predicación) que deja la Biblia a un lado, y empiezan a dictar a otros lo que deben y no deben hacer. (Igualmente se caen los padres con sus hijos en este problema, aunque se entiende más un padre imponiendo sobre sus hijos que gente en la iglesia haciendo esto.)

Tengo que decir que a veces, estas personas están imponiendo lo que la Biblia manda, pero su forma de hacer es fatal para la transmisión de moralidad, que es el asunto primordial de la iglesia, y especialmente de escuela dominical. Simplemente es un gravísimo error de presumir que ellos ven el asunto de punto de visto de Dios, y ellos van a imponer sobre otros el asunto, y no es necesario o importante que ellos explican con detalles la razón bíblica “porque”. Este error de juicio en ellos les hacen herejías, falsos maestros y falsos profetas porque presumen de hacer la obra de Dios sin la autoridad de Dios.

La Misión de un Maestro

La misión de un maestro de la Biblia es de transferir los principios y la vida espiritual en Dios y en Su Palabra a otras vidas. Esto es de transferir o imponer la moralidad de Dios en estas personas. La equivocación tremenda de tantos es que presumen que ellos pueden en una forma hacer esto sin que realmente ellos mismos tienen que tomar esta moralidad. O sea, piensan que se pueden afectar por el bien a otros por predicar, enseñar, o imponer sin que ellos mismos se demuestran estos principios espirituales, y muchos aun piensan que no se tienen que aun entender los principios, que nada más por repetir los narrativos de la Biblia, de una forma de mágica, se traspasan. La Palabra de Dios es poderosa, y sí obra a impactar vidas.

Pero un hipócrita siempre reproducirá hipócritas, y un hombre o mujer piadoso reproducirá otros piadosos.

Ve estos folletos escritos por mi

• ig24 El Poder de un Ejemplo
• ig16 El Ejemplo del Hombre 

La regla de oro en esto es que siempre cuando prediques o enseñes, deja que la fuerza de la Palabra de Dios hace lo que convence y cambia las personas. Si realmente eres convencido del poder de Dios en Su Palabra, entonces no hay argumento o fuerza mayor que Dios en el universo. Por lo tanto, no hace sentido de buscar  o utilizar algo impotente (lógicas o razonamientos o emociones humanos) cuando hay a tu disposición algo mayor y mejor.

Más de Reglas para el Buen EnseñAr Categoría

• 01 Usas la Autoridad de Dios

Como pastor y estudiante de la teología por los últimos 40 años, observo que en general, grupos, movimientos, y individuos vagan de las bases bíblicas poco después de desestiman la Palabra de Dios por lo que debe ser. Siempre este paso, de poco usar en la obra las Escrituras como la fuerza máxima para convencer y “hacer la obra de Dios”, causa desviaciones y herejías.

Tenemos un mandato de cumplir

Hay gente, cristianos, que piensan que no deben meterse en las vidas de otras personas, ni estar realmente indicando como deben vivir. Esto es una equivocación. Nosotros, en nosotros mismos, no tenemos esta autoridad. Pero como cristianos, hijos y hijas de Dios, tenemos un mandato de cumplir, y esto es de indicar a los demás dos cosas:

1. El Salvador Jesucristo y su obra en la cruz.
2. La moralidad de Dios como ejemplo en Jesucristo y en nosotros sus hijos.

Como maestro o maestra de niños y jóvenes, nosotros tenemos la obligación y mandato de Dios de usar la autoridad de Dios porque no dio esta autoridad.

Matt 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Matt 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; Matt 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Si Dios nos manda a hacer esta obra en su nombre y en su autoridad, no podemos hacer menos.