edj 03-02 Guardando tu Alma: La Puerta Visual

Guardando tu Alma:
La Puerta Visual a la Mente

Por David Cox
© 2012

Escuela Dominical Serie 3, Número 2
http://www.davidcoxsermones.com/escuela-dominical




Éxodo 20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Mucha gente desprecia las normas cristianas, pensando que es extremismo de restringir la vida de “buenas cosas que todos ven bien.” En los diez mandamientos, Dios nos manda de no codiciar cosas que no son de nosotros, sea una mujer, una residencia, o una posesión que otra persona tiene. Hay un principio espiritual envuelto en esto, y es que debemos trabajar duro, y con las cosas que alcanzamos por el duro trabajo honesto, debemos conformarnos o ser contentos.

Job 31:1 Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?

Job tuvo lo que el mundo viera como “mala suerte” en extremo. Sus amigos vinieron para consolarle, pero en realidad, quisieron echarle todavía más sobre sus problemas. Le acusaron de que su “mala suerte” era por culpa de algo que él había hecho. Pero Job era un hombre “varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:8) en los ojos de Dios. En Job 31:1, Job se defendía su vida porque él había hecho regla entre sí de no codiciar a lo que no era de él.

Mateo 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

Para Jesús, el pecar en codiciar a una mujer, sin actualmente tocarla, o aun ni hablarla, es igual de pecado como si hubiera hecho actualmente todo en tu mente.

Proverbios 6:24 Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la mujer extraña. 25 No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos;… 27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan? 28 ¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen?

Dios nos avisa de la mujer que desvía al hijo de Dios. Ella se hace hermosa externamente, para que tú la codicies. Satanás es muy astuto en siempre presentarnos “algo mejor”, “algo más deseable que ya tenemos”.

Génesis 3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho…4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.




Satanás tentó a Eva con la vista, para que “vea”. La visión “en la mente” es una forma de decir de concebir algo, de desear algo visualmente. Somos criaturas muy impresionables, y por ver algo, nos impresiona aunque muchos no se fijan que tanto o que tan fuerte es el poder de un ejemplo, de ver algo. Por esto Satanás nos tienta como Eva por poner cosas malas, o cosas que no son para nosotros enfrente de nosotros, esperando que cayéramos en la codicia.

2Pedro 2:7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados 8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), 9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;

Lot era un hombre que Dios mismo le llamó “justo.” Pero dice que fue abrumado por la nefanda conducta de los malvados. De ser “abrumado” es poco a poco bajar la resistencia de uno por ser expuesto a algo sobre tiempo. “Nefanda” significa sin control de sí mismo en lo del pecado. Pablo menciona en 1Ti 4:2 los apostatas que “teniendo cauterizada la conciencia.” La idea es que por ser quemado vez tras vez, no sientes algo. Por ver mucho pecado, no sientes en tu conciencia el Espíritu Santo diciéndote que algo es mal.

Santiago 1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

La concupiscencia es el desear, o desear fuertemente. Queremos, o queremos experimentar algo que “vemos”, y esto nos causa a pecar. El deseo es la roca de tropiezo por lo cual caímos en pecado.

Proverbios 4:20 Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. 21 No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; 22 Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo. 23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Dios nos instruye para que no se aparten los ojos de enfocarse en la Palabra de Dios. Lo que piensas, lo que quieres, lo que es en tu corazón, esto son las cosas que se definen lo que tú realmente eres. Cuídate tu mente, tu vista, en lo que te fijas, y lo que permitas entrar tu vida visualmente, mentalmente. Sobre todo, cuida tu corazón o tu desear, lo que siempre pones en tu vida, y delante de tus ojos.




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